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Europa debe captar más talento para las start-ups 

Es necesario que los políticos, emprendedores e inversores colaboren para lograr que las empresas emergentes de Europa capten más talento. A continuación, resumimos los motivos. 

El sector tecnológico europeo nunca había sido tan potente. De Londres a Lisboa, pasando por París y Praga, Europa se ha convertido en refugio de algunas de las compañías más dinámicas y creativas del mundo. No todas son empresas incipientes que dan sus primeros pasos; en efecto, muchas de ellas son ya sociedades de fuerte crecimiento con una actividad considerable y la organización necesaria para triunfar en el mercado global.

Atrás quedaron los días en los que Silicon Valley eclipsaba toda la atención. Ya no nos falta ni ambición ni capital. Hoy en día, Europa es una fuente inagotable de modelos comerciales nuevos y audaces que impulsan el crecimiento económico, generan empleo y mejoran la vida de los ciudadanos.

A todos nos gustaría que este clima favorable continuase, pero en el horizonte se vislumbran nubarrones negros. 

Europa bien podría ser el continente más emprendedor del mundo, pero la escasez de talento que nutra y sostenga el floreciente ecosistema empresarial supone un grave impedimento. Es por ello que los fundadores y juntas ejecutivas de las principales empresas tecnológicas europeas instamos a los dirigentes políticos a considerar la promoción del talento como un asunto de interés prioritario.

En los próximos doce meses, las start-ups europeas tendrán que contratar a más de 100 000 empleados. Alcanzar este número será difícil, pero nuestra labor es hacer realidad tareas complicadas, de modo que estamos preparados para hacer frente a este reto. 

No se trata de un mero incentivo adicional al sueldo: en todo el mundo, las opciones de compra de acciones sirven como recompensa a los empleados por arriesgarse a trabajar en una empresa joven no consolidada y les ofrecen una participación real en el futuro éxito del negocio. La compra opcional de acciones es uno de los principales modos que tienen las start-ups de atraer al personal de talento que necesitan ya que, sencillamente, estas empresas no pueden costear los elevados sueldos que pagan otras sociedades ya afianzadas.

No obstante, las políticas europeas actuales en materia de accionariado de los empleados, por lo general, han quedado anticuadas y son sumamente ineficaces. Algunas penalizan de tal modo a nuestras empresas emergentes, que las sitúan en clara desventaja con respecto a las de Silicon Valley y otros enclaves con quienes competimos para captar a los mejores diseñadores, ingenieros o responsables de productos, entre otros.

Si no tomamos medidas, podríamos presenciar el éxodo intelectual de la flor y nata de Europa, lo que conllevaría una menor creación de empleo y la desaceleración del crecimiento. En este sentido, debemos crear planes de participación de los trabajadores en el accionariado que se adapten a las start-ups para ayudar al sector tecnológico europeo —el principal motor de crecimiento, innovación y empleo del continente— a prosperar en el mercado laboral mundial.

De no eliminar los obstáculos para la captación de talento, corremos el riesgo de desaprovechar el increíble ímpetu que ha cobrado el sector tecnológico europeo en los últimos años. El próximo Google, Amazon o Netflix fácilmente podría salir de Europa, pero, para que esto suceda, no hay más opción que reformar las leyes sobre la participación de los empleados en el accionariado.